viernes, 2 de septiembre de 2022

La luciérnaga y el sapo

 A lo largo de los años he tenido la fortuna de interactuar con muchas personas, teniendo la oportunidad de conocer un poco de cada una de ellas  en algún aspecto de su esencia, en  lo referente  a percepción de vida, capacidades y habilidades profesionales e individuales;  curiosamente he podido descubrir  a lo largo de estos años,  personalidades  oscuras, opacas, que buscan disfrazarse de luz ante los  ojos de los demás, algunos lográndolo parcialmente a la sombra  del  poder, dinero o estatus, y otras dotadas de luz que paradójicamente  se disfrazan en  tonos grises,  que agachan la cabeza, con perfil bajo, que hablan poco, que evaden el liderazgo y la responsabilidad, sin embargo es inevitable sentir la buena vibra de su presencia, la lucidez de su pensamiento, la estabilidad en su emoción, así como el poder en su mirada. 


Guiado por mi intuición  me  he acercado a muchas de  estas personas,  intentando conocer  más pistas, en algunos pocos  me he llevado la sorpresa  de equivocarme y no encontrar aquello que creí ver, pero en  muchos casos, (la gran mayoría) me he quedado maravillado con los talentos que esas personas ocultan, la pregunta es ¿Por qué no explotan estos talentos? ¿Qué los detienen?


El planteamiento a esta interrogante, según la persona y las circunstancias, han sido tan variadas como sus respuestas, las cuáles no expondré a detalle en estas líneas, ya que no tiene sentido en hacerlo de momento, sin embargo, en resumen te puedo compartir que todas coinciden en esto: Miedo.



Para entrar en este análisis exploremos un poco en  la conceptualización  de  miedo, misma que podemos definir como una emoción disparada o motivada  por una creencia o experiencia sobre lo que puede sufrir la persona  en circunstancias determinadas, esta emoción activa todos los mecanismos de defensa que tiene el individuo, desde la explosión química de los neurotrasmisores que preparan al cuerpo para huir o pelear, hasta la activación de las capas más primitivas  de nuestro cerebro encargadas de nuestra supervivencia, bloqueando con ello los niveles superiores de  donde radica el pensamiento razonado y consciente.


Es por ello que estas personas prefieren  evitar hacer aquello para lo que son realmente buenos y talentosos, a fin de evitar revivir alguna mala experiencia,  sufrir la critica o el señalamiento, así como  no poder cumplir con  las expectativas, la responsabilidad y todo lo que esto implica,  desde la construcción del miedo personal. Sin duda un tema para reflexionar ampliamente, para ello te comparto la siguiente historia inspirada en una analogía que le escuché a uno de mis Maestros el  Dr. Alejandro Ariza:



El sapo y la luciérnaga.


Sucede que una noche en un pantano se encontraba una luciérnaga joven que recién  había descubierto que podía generar luz y con esto, poder iluminar por breves momentos los espacios de  oscuridad absoluta, entusiasmada por este gran descubrimiento de lo que podía hacer,  buscó llevar luz a todos los rincones del pantano, al hacerlo  se encontró con un sapo, de inmediato notó algo raro, su luz le desagradaba, esto se le hizo extraño a la luciérnaga, ya que ella creía que todos  los habitantes  del pantano gozaban y aprovechaban su luz, fue entonces que motivada por la curiosidad se acercó al sapo para preguntarle  el por qué  de su desagrado, al acercarse y  sin previo aviso, el sapo en un movimiento relámpago abriendo su grande boca y con su lengua de  látigo atrapo a la luciérnaga para comérsela, fue entonces cuando la luciérnaga, gritando de desesperación ante su inminente muerte, preguntó  -¡Yo no te he dañado! , ¿por qué me comes? - a lo que el sapo respondió - ¡te como porque  brillas!- y con esto terminó de comerse a la joven luciérnaga de un solo bocado.


Esta pequeña historia ilustra perfectamente parte de nuestra realidad, seguramente puedes identificar muchas  personalidades que  nos dan luz en nuestros momentos de oscuridad, así también  como lo sapos que les molesta  toda luz,  y que buscan por ese simple hecho comerse a su portador, lo curioso, siguiendo con esta analogía, es que hay muchas luciérnagas con  luz que no  emiten por temor  a ser atacados por el sapo. Ante esta realidad  te comparto tres puntos  para tu reflexión:


1.-El pantano será  cada vez más oscuro, porque no hay suficientes luces que lo iluminen.

2.-Las luciérnagas no serán atacadas, pero vivirán  más como moscos que como luciérnagas, por lo que perderán su identidad y su  sentido de  existir.

3.-Lo peor del caso, es que los sapos también comen moscos.  


Recuerda que “No puedes pasar desapercibido(a) si naciste para destacar" es mejor cumplir con tu misión y vivir en plenitud, es mejor emitir tu Luz y ahuyentar a los sapos encandilándolos, que sobrevivir en un mundo gris carente de sentido. 


La mejor reflexión sin duda es la tuya.


Con Afecto y Cariño


Servir para Trascender 

Miguel Vladimir Rodriguez Aguirre

 

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