“Estamos viviendo en el mundo de las apariencias”, fue el mensaje que se clavó en mi mente desde aquel momento, una afirmación poderosamente incomoda. que si bien es cierto no es nueva para quien esto escribe, reflexionar sobre este tema tan actual merece mucho la pena.
Los tiempos actuales son sumamente interesantes para el análisis y la reflexión. Vivimos en un mundo totalmente globalizado, el internet, la conectividad, la evolución vertiginosa de los dispositivos electrónicos, pero sobre todo, de las redes sociales en los últimos años, sin duda han cambiado el rumbo de la humanidad para siempre. Nunca en la historia de la civilización, habíamos estado “tan cerca de los que están lejos y tan lejos de lo que están cerca”, y no, no es un juego de palabras lo que acabo de afirmar, sino una realidad que cada día vivimos más y es que es increíble la cantidad de información, así como la exposición emocional a la que estamos expuestos diariamente por medio de nuestros dispositivos.
Si bien es cierto que la tecnología actual ofrece grandes beneficios extraordinarios a sus usuarios, también es una gran verdad, que de la misma forma y por ley de dualidad, su uso conlleva grandes riesgos, por ejemplo, es muy común ver o ser parte de una reunión familiar o de amigos, donde todas y todos estamos revisando el dispositivo móvil, la plática, las noticias, las anécdotas y los chistes de esa reunión. Muchas veces, nacen precisamente de lo se muestra en ese momento en el celular, es decir, este se ha vuelto en muchos casos, en el centro de nuestras conversaciones, lo cual ya es delicado, pero quiero agregar un riesgo que estoy seguro que aún no se ha dimensionado a su real importancia, prestas atención en esto que te voy a revelar: creemos tener el control de lo que vemos, escuchamos y leemos por medio de las redes sociales, pero la realidad es que no es así, en su lugar, un conjunto de intenciones, mezcladas con intereses y endulzadas por algoritmos de programación configuradas con tus gustos determinan la información que llega a ti por medio de estos dispositivos, explotando los reflejos más escondidos de nuestra percepción para lograr sus objetivos, de este tema se han hecho interesantes documentales entre ellos: el dilema de las redes sociales en Netflix, Citizenfour 2015, en sueños de un mundo conectado, Do Not Track etc.
Pero, sin perdernos en las profundidades de este tema tan extenso, lo cierto es que detrás de la pantalla hay una intención que en el mejor de los casos, es promover la compra o el consumo de un determinado producto o servicio, pero esto no queda ahí, hay grandes intereses que buscan moldear tu pensamiento, es decir buscan influenciar la percepción que tengas de la sociedad, del mundo y de ti misma o de ti mismo, con información intencionada, aprovechándose de tus gustos, preferencias y actividades que realizas por medio de los dispositivos electrónicos. Esto último es lo más grave y delicado.
Si revisáramos el tiempo promedio que una persona pasa en redes sociales, (según datos de Global Web índex vía data reportal) sería el siguiente: usuarios de 16 a 64 años el promedio global es de 2:25 hora al día, para México es de 3:27 horas, si a esta cantidad lo multiplicamos por los siete días de la semana, en México una persona promedio en los rangos de edad antes mencionados pasa 24 horas en redes sociales. Una cifra que sin duda nos estremece, y me pregunto, durante ese tiempo ¿Qué tipo de mundo se está formando en las mentes de nuestros niños y jóvenes?
Sin duda el mundo de las apariencias, donde el aparentar sea sinónimo de realización, donde tener y poseer bienes materiales sea entendido como el equivalente a la verdadera felicidad, donde nuestras hijas y nuestros hijos se comparen con modelos de belleza inalcanzables, frustrándose por no alcanzar esos estándares, y creyendo que en la imagen radica su autoestima, aceptación social y valía que mientras más “seguidores, amigos o likes” tenga una gran persona, más valiosa es.
Lo más preciado que tiene un ser humano es su mente, la gran fortaleza que pueda tener una persona radica en la concepción que tenga sobre sí misma, y esto no se logra desde el mundo de las apariencias, por ello la importancia de revalorar el concepto de Educar desde la humanidad, buscando el fomento del desarrollo genuino y la realización personal plena donde los medios electrónicos, sean precisamente eso, medios donde se difunda lo mejor que pueda aportar cada persona en beneficio de los demás, y no en un medio de manipulación y control social.
Por último, solo me queda concluir mencionado que por ningún motivo permitas que tu medio se convierta en tu fin, ya que, si el medio se convierte en el fin, este destruirá tu fin verdadero.
Como decía el Maestro el que quiera entender que entienda...
Con Afecto y Cariño
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